“No existe algún indicio estadístico o de otra naturaleza, para imaginar que Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz tuviera oportunidad de ganar la Presidencia de la República”.
4/26/2024
Con debates o sin ellos, la derrota de Xóchitl es fatalmente inevitable
Una forma de comunicación gubernamental
Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Por tercera ocasión en lo que va del primer cuatrimestre de 2024, los cuatro pequeños dirigentes de Xóchitl Gálvez –Claudio X González, Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano– y sus abogados recurren al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para que cancele las mañaneras del presidente Andrés Manuel, a partir de ya y hasta el próximo 3 de junio.
De ese tamaño es el nerviosismo o más aún la desesperación del quinteto que no logra por más esfuerzos que hace, incluida la costosa campaña de decenas de millones de bots para presentar a López Obrador y Claudia Sheinbaum como actores del narcotráfico, cuando sólo faltan 38 días para la “elección más grande de la historia de México”, como dice el cliché.
Lo que llama la atención es la falta de mejores tareas a emprender por un costoso TEPJF como para revisar los argumentos o la falta de los mismos, una y otra vez, por la troika partidista que, según analistas, constituye una rémora para que Gálvez Ruiz logre despegar por su “carisma y autenticidad” –el colega Alejandro Ruiz Robles le llama “emoción social”– y por el contrario, la científica casi duplica la intención de voto a su favor en comparación con la ingeniera, si nos atenemos a la encuestadora del madrileño diario El País.
No hay peor lucha que la que no se hace y la dirigencia de Fuerza y Corazón por México optó por privilegiar los planos jurídicos y mediáticos, con una dictadura que difunde, editadas, ocurrencias y dislates a falta de propuestas y las que presentan tienen una alta dosis demagógica, pues no tendrán consecuencias prácticas a partir del 1 de octubre. Lo mismo, pero más exagerado, realiza Jorge Álvarez al ofrecer el toro y el moro en las universidades que se refugia y los encuentros con reporteros.
La insistencia de las gestiones de los representantes de Bertha Xóchitl ante el TEPJF muestra que tienen en muy alta consideración el instrumento de comunicación del gobierno de la 4T conocido como mañanera, tanto que lo imitó y al inicio de su campaña y los resultados fueron pobres para las “conferencias de la verdad”. Debe de estar arrepentida la señora X del amparo que obtuvo para que López Obrador no pudiera pronunciar su nombre, mientras ella se sirve con la cuchara grande al criticarlo y emprender una campaña archimillonaria de calumnias con bots sin precedente y sin merma para la aceptación ciudadana de AMLO. Y esto alteró sensiblemente a todo el equipo dirigente y sus grandes patrocinadores, la “oligarquía corrupta” que Obrador tiene prohibido mencionar, pero sí pueden hacerlo millones de ciudadanos.
Por supuesto que el TEPJF mandó a los reincidentes peticionarios por un tubo, bajo el argumento de que las mañaneras son “una forma de comunicación gubernamental que no está prohibida en sí misma y cuyo contenido debe analizarse caso por caso, la difusión de las conferencias matutinas del presidente Andrés Manuel López Obrador no puede suspenderse”.
Falta que los colegas y gestores que participan en el “diálogo circular” de lunes a viernes y que son partidarios en distinto grado del conferenciante –con frecuencia prolijo y lento en la exposición–, no lo presionen tanto para que aborde temas electorales, lo que no hay día que no suceda y a veces de manera abierta, cínica, como si se tratara de brindarle argumentos a las oposiciones y que el Tribunal Electoral termine rectificado lo que ahora denomina “doctrina constitucional que ha desarrollado sobre las conferencias matutinas del Presidente de la República”.
Acuse de recibo
Gálvez anunció el martes 23 un cambio de estrategia para el debate del domingo 28, lo que incluye confrontarse mucho más con Claudia Sheinbaum y también vestirse con huipil… “Despierten, chiapanecos”, gritó desesperada en el mitin que encabezó en Huixtla, Chiapas, con muy escasa asistencia, de lo que culpó al “crimen organizado” y los “partidarios” de Sheinbam Pardo… La señora del chicle masticado que lo dejaba en las sillas de todos los actos, ya encontró una solución por demás humillante, se lo saca de la boca y lo entrega en mano a una joven auxiliar… Hace tres lustros (26-IV-09) falleció el experimentado y veterano periodista Benjamín Flores de la Vega, quien laboró muchos años en Ovaciones y formó parte destacada del Grupo María Cristina... Los que preguntan, libro de José Sobrevilla será presentado el viernes 26 a las 18:30 horas, en Filomeno Mata 8 (Centro Histórico), en el salón Francisco Zarco, por Jesús Ramírez Cuevas (vocero presidencial), Antonio Sierra, Raúl Fraga y Eko… Invitación. “La asociación cívica Mexicanos Unidos tiene el honor de invitarle al homenaje del posdoctor y general José Francisco Gallardo Rodríguez. Se hará entrega de la Medalla al mérito general Francisco Gallardo a Gilberto López y Rivas, Alicia Castellanos y Eduardo Ibarra. Que se llevará a cabo en el atrio Corpus Cristi, en avenida Juárez 44 colonia Centro, frente al Hemiciclo a Juárez, a las 12 horas del 27 de abril de 2024”.
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La ceguera de responsabilizar a Xóchitl
“Xóchitl es culpable de muchas cosas, pero no es la principal responsable de la derrota electoral del frente opositor”.
Las imputaciones a Xóchitl me remiten a la gran novela Ensayo sobre la Ceguera del portugués José Saramago. Ésta comienza con un hecho fantástico: los habitantes de una pequeña ciudad comienzan a quedarse progresivamente ciegos. Es una ceguera blanca que, como epidemia, va extendiéndose por cada rincón de la ciudad. No hay explicación aparente. Todo sucede de un momento a otro. Como es natural, pronto comienzan a buscarse culpables, chivos expiatorios que son señalados como responsables del inexplicable hecho. Así comienzan las peleas de los unos contra los otros.
La epidemia de ceguera que retrata la novela de Saramago es una buena metáfora del estado de la oposición. A palos de ciego, y sin dirección, apuntan con el dedo a Xóchitl Gálvez. Es ella la culpable de la ceguera, afirman.
Seamos serios.
Xóchitl es culpable de muchas cosas, pero no es la principal responsable de la derrota electoral del frente opositor. Esa estaba cantada desde hace mucho. En pocos meses era imposible remontar el desprestigio acumulado de años de los partidos que la abanderan. Culpar a Xóchitl de la ceguera es injusto. Y mezquino.
¿De qué sí es culpable la candidata? De errores elementales, pero ninguno definitorio. Pudo no haber avalado el fraude partidista y forzar a una elección primaria contra Beatriz Paredes. Es verdad. Esa simple acción, a la que temió su círculo cercano, hubiera dotado de algo de legitimidad su frágil candidatura.
Pudo haberse rodeado, como lo prometió en un principio, de ciudadanos libres en lugar de permitirse quedar atrapada entre las garras de los dirigentes partidistas. Avalar con su silencio las listas de candidatos plurinominales del PRI y el PAN fue una de tantas pruebas de su debilidad.
Xóchitl tuvo la oportunidad de alzar la voz contra los acuerdos de Marko Cortés en Coahuila y quitarse —al menos en parte— la carga que implica caminar al lado de un aprendiz de bandido. Y, claro, en el camino pudo no haberse comportado como una improvisada: no involucrar a su hijo en la campaña, realizar un debate medianamente decente y no cometer errores infantiles en cada oportunidad.
Claro, pudo haber sido mejor candidata (o menos peor). ¿Pero, habría hecho alguna diferencia? Sostengo que no. Esa candidatura nació condenada. La alianza entre el PRI y el PAN se fraguó entre la deshonestidad y la desvergüenza con un único objetivo: vencer a López Obrador. Y, a estas alturas, ya debió haberle quedado claro a los dirigentes partidistas que eso no es suficiente para ganar una elección.
Hacia el futuro, mal haría la oposición en fijar el fracaso de su resultado electoral en Xóchitl Gálvez. Cometerían el mismo error que en 2018: interpretar su derrota como un “accidente histórico” (Beatriz Paredes, dixit) y no como una manifestación de un cambio profundo en la sociedad.
Queda poco más de un mes para el 2 de junio. Como es inevitable, comenzarán los ataques ad hominem contra la candidata. Olvidarán, sin embargo, que antes de la llegada de Xóchitl a la vida nacional, la ceguera ya estaba ahí.
Carlos A. Pérez Ricart
Carlos A. Pérez Ricart es Profesor Investigador del CIDE. Es uno de los integrantes de la Comisión para el Acceso a la Verdad y el Esclarecimiento Histórico (COVeH), 1965-1990. Tiene un doctorado en Ciencias Políticas por la Universidad Libre de Berlín y una licenciatura en Relaciones Internacionales por El Colegio de México. Entre 2017 y 2020 fue docente e investigador posdoctoral en la Universidad de Oxford, Reino Unido.
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Prensa México viernes 26 de abril de 2024
4/25/2024
Cómo votar el Plan C
“La izquierda se ha impuesto una tarea que no es ganar la presidencia de la República solamente sino ganar también la mayoría calificada en el Congreso para, desde ahí, poder reformar al poder judicial”.
Según la más reciente encuesta de Enkoll para la Presidencia de México, 72% ya no cambiará su voto. El efecto del primer debate aumentó el rechazo en casi diez puntos por Xóchitl Gálvez, de 39 a 48% que declaran que nunca votarían por ella. Su rechazo efectivo ya está en 59%, es decir, unos 24 millones de personas jamás cruzarían su nombre en la boleta. A la pregunta de si lo mejor para el país es que siga gobernando Morena, los encuestados respondieron, después del primer debate, que sí en un 63%, cuando en febrero eran 59%, es decir, aumento cuatro puntos. Por nivel socioeconómico, la encuesta de Enkol desmiente como ya se ha hecho, aquello de que sólo los pobres votan por la izquierda.
Entre los sectores de más altos ingresos, Claudia tiene un respaldo del 51%, así como entre las tres categorías de las clases medias, en los que alcanza resultados, entre el 55 y 58%. No así Xóchitl que tiene un pequeño repunte en el último escalón socioeconómico, es decir, entre los que tienen una jefa o jefe de familia que sólo tiene estudios de primaria. De todos modos no es significativo porque Xóchitl sólo alcanza ahí un 34%. Maynez logra en el sector más privilegiado y con edades entre 18 y 27 su mejor resultado, 12%. Pero, entre las clases medias, tiene un vergonzoso 7% y baja hasta llegar a 4%. En la categoría generacional, no hay nada más que decir: Sheinbaum logra sus mejores porcentajes con los que tienen entre 18 y 27, pero también uno muy bueno entre los que tienen entre 27 y 43 años de edad.
Lo que deja en claro la encuesta de Enkol es que el debate ayudó a definir mucho más la certeza de los votantes sobre lo que quieren para el país: que siga la transformación con Claudia Sheinbaum. Es por eso que su votación efectiva es del 60%, 27 puntos sobre el segundo lugar, el PRIAN. Esto quiere decir, aproximadamente, que Claudia obtendrá cerca de 11 millones de votos más que Xóchitl. Siguen ahí los 30 millones de votos conseguidos por AMLO hace seis años.
Pero la izquierda se ha impuesto una tarea que no es ganar la presidencia de la República solamente sino ganar también la mayoría calificada en el Congreso para, desde ahí, poder reformar al poder judicial y avanzar en la ruta de la soberanía energética, la austeridad republicana —es decir, la de los gobernantes, no la de los gobernados—, y la redistribución de la riqueza generada por todos, vía impuestos a los más ricos, programas sociales a los vulnerables, e infraestructura para todas las regiones del país. Para ello, necesita, ya hemos dicho en estas videocolumnas, tres millones de votos más que López Obrador en 2018.
El Plan C parece más cerca que nunca y eso ha comenzado a generar cierta inquietud entre los votantes de la izquierda: ¿Hay que repartirle a los aliados, el PT y el Verde, algunos de nuestros votos? ¿Lograrán estos partidos desvalidos tener diputados y senadores que puedan ayudar en la transformación? La respuesta general es no. El PT y el Verde no necesitan votos de caridad, porque ya dentro de las listas de candidatos de la coalición de Morena, están incluso sobre representados. Morena les otorgó 80 diputaciones de mayoría, lo que quiere decir que les dio la oportunidad de hacer crecer sus electorados en el territorio usando la aprobación del Presidente. Pero hasta ahí. Ellos tendrán que hacerse de sus votantes propios y, si no, desaparecer porque, si todo sale bien, la nueva reforma electoral prescindirá de los pluris.
A nivel local, en presidencias municipales y algunas alcaldías de la Ciudad de México, se ha jalado al priismo descontento pensando que eso neutraliza al prianismo militante. Es una táctica que todavía está por arrojar algún tipo de resultado, habida cuenta de la propia experiencia del movimiento con Lilly Téllez, Germán Martínez, y Mario Di Constanzo. No se sabe cuántos de ellos traicionarán o no. Lo que está claro es que, para ganar el Plan C, se necesita que se resquebraje el viejo sistema de partidos, que el PRI desparezca y que Acción Nacional quede reducido a su expresión más recalcitrante, la de la ultra derecha yunquista. Por lo tanto, el trabajo del Plan C no le toca a los electores, sino a la dirigencia de Morena que ha tenido que tragar mucho sapo para quitarle bases al PRI y al PAN.
Pero volvamos a cómo votar. En diputados, el voto masivo por Morena no afecta a los demás partidos de la coalición, ni el resultado de la mayoría calificada. En el senado, hay 12 estados en que no se va en alianza electoral y ahí quizás valga la pena que los electores voten por PT para obtener los senadores de minoría. Esos estados son: Baja California, Campeche, Chiapas, Hidalgo, Oaxaca, Querétaro, Tabasco, Tlaxcala, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora y Tamaulipas. Así que, básicamente, la idea es votar todo Morena, salvo para el senado, si usted vive en cualquiera de esos 12 estados que enlisté.
Pero dejemos los números por un momento. Realmente lo que importa es organizar al movimiento de insurrección democrática a un nivel superior. ¿Por qué lo digo? Porque, pongamos que no se logra la mayoría calificada en el Congreso, que nos quedamos a 40 diputados de alcanzarla. Ahí se tienen sólo dos opciones, que no están contrapuestas: negociar con quien quede como bisagra, que puede ser el Partido del Movimiento Ciudadano, y movilizar al pueblo para presionar por la aprobación de las nuevas leyes y reformas constitucionales. Claudia lo sabe por la experiencia en el movimiento estudiantil: es mejor negociar adentro con una plaza llena afuera. Lo es también para el movimiento porque así está pendiente de lo que se negocia en las cámaras de diputados y senadores.
El movimiento de la 4T debe mantenerse vigilante. Ya lo hemos escrito en otros momentos: “Morena, como partido, debe usar este mensaje de abajo hacia arriba para revisarse y rectificarse como institución, para no encerrarse en su propia jerarquía burocrática o en la concentración de la autoridad que, inevitablemente, va generando una lógica que la aleja del movimiento. Ahora, cuando hablamos de movimiento, no necesariamente hablamos de todos sus electores. Éstos están divididos en dos tipos: los que apoyan de una forma identitaria, moral, por lo que debe ser lo público; y los que son leales porque los resultados son palmarios y, en algunos casos, como la economía, espectaculares.
El electorado de Morena no es tan práctico como el de los otros partidos —me beneficia, lo voto—, sino que apoya por un propósito que lo trasciende: la purificación de la vida pública, el humanismo mexicano, la soberanía nacional. Como estado de ánimo, ese es el obradorismo. No son sólo los morenistas ni tampoco sólo los que votan por ella. Es un objetivo final, bueno, deseable en sí mismo. Una forma de pertenecer al país dominada por la recuperación de las virtudes públicas. Veo un partido que pueda convocar al obradorismo cuando se necesite para reafirmar la mayoría en una decisión presidencial”. Los veo, a los obradoristas, a las afueras de la Suprema Corte de Justicia, en el Zócalo si Estados Unidos nos vuelve a agredir comercialmente o pretende dañar a nuestros migrantes. Los veo afuera del Palacio de San Lázaro y del Senado de la República no permitiendo los retrocesos.
Contar con un movimiento que precede al partido es una ventaja que pocos países de América Latina tienen. Contar con un partido donde todas las versiones de la izquierda conviven también es un caso único en una América Latina donde hay tres, cuatro y hasta seis distintas posiciones, cada una con su partido. En Chile, eso no permitió que se conservara la mayoría para aprobar una nueva Constitución. En Bolivia, las divisiones han generado parálisis. En Ecuador, permitieron el ascenso del neoliberalismo más burdo y torpe. Lo mismo podemos decir de Argentina. En México tenemos a todas las fuerzas de izquierda dentro del obradorismo, un estado de ánimo que antecede a la propia formación de Morena. No debe aminorarse si no se consigue el Plan C. Todo lo contrario, esa deberá ser la llamada para movilizarse en cada estado y región para forzar las reformas que vienen. El Plan C no se termina con la elección, si acaso empieza desde ahí.
Lo que Claudia Sheinbaum ha logrado en estos meses de precampaña, intermedio y campaña es organizar al partido, evitando a toda costa su división —por ejemplo, cuando se presentaron las amenazas de Ebrard, Monreal, y Mier— y delineando lo que será el obradorismo a partir de proyectos concretos qué defender frente a una élite que tiene todavía mucho poder económico y mediático. Pero no sólo. Ahí están los votantes del PRIAN, que si bien están a 27 puntos de distancia, existen como obstáculo aspiracionista, racista, clasista, patriarcal, regionalista, que seguirá viviendo en una burbuja en la que el país se sigue destruyendo y hay una dictadura de los pobres que se dejan comprar con derechos sociales.
Esos 13 millones no van a desaparecer, no se van a exiliar a Argentina, ni a Ecuador. Y lo que tenemos que vislumbrar es la lucha política que viene y que no se resuelve con una mayoría calificada en el Congreso. Viene desde mucho más abajo y está mucho más a la izquierda de lo que parece. Y debemos estar preparados para las batallas que empiezan el 2 de junio para defender lo alcanzado y empujar fuerte hacia la profundidad de las transformaciones. No es una tarea exclusiva de los representantes electos, sino que tiene. Un poderosos componente de política nacional-popular.
Hay, pues, dos instancias del obradorismo: el que vota por la continuidad de la transformación y el que estárá contenido en los representantes en cámaras federales, locales, gubernaturas, presidencias municipales, regidurías. La correa de transmisión entre ambas es la idea de los principios éticos y de los compromisos políticos pero, en el caso de Morena, se añade el hecho inesperado de que la irrupción en la política de los excluidos les brinda a estos una identidad. El obradorimso son las demandas convertidas en planes de gobierno y políticas públicas junto con un movimiento que las vigila.
Es un movimiento que está forjado por tres características: la indignación moral contra la corrupción, un nuevo arriago republicano muy lejano del viejo nacionalismo revolucionario, y un sentimiento anti-oligárquico.
La indignación moral viene de la pérdida de la confianza en casi todas las instituciones, incluyendo los medios masivos de comunicación, el aparato de justicia, los organismos autónomos que sirven a los intereses extranjeros, y el descaro de los que siguen mintiendo sobre la situación nacional.
El nuevo arraigo o sentido de pertenencia al país está definido por la participación política, sobre todo el debate a partir de Las mañaneras, y eso se debe extender hacia un conocimiento más puntual de las inciativas constitucionales y aún a las políticas públicas. Y, finalmente, el tercer componente, el sentimiento anti-oligárquico es una defensa de que no se les vuelva jamás a excluir de los asuntos públicos o, como en los sexenios panistas, de la idea de que formamos parte de México. Cualquier señal de que se utiliza al partido sólo como un vehículo electoral para una élite política, será condenado. Cualquier señal de que el diputado, senador, gobernador, alcalde se desvié de lo que está comprometido a lograr, en beneificio personal o de un grupo político, será también condenado.
Vivimos el tiempo del juego de los reconocimientos sociales y de las deshonras públicas. Se han reconocido, por ejemplo, a los migrantes. Se ha deshonrado, por ejemplo, a los “intelectuales” del neoliberalismo. Eso no sólo es posible porque Andrés Manuel lo dice desde las mañaneras, es un efecto de la atmósfera cultural que ha cambiado para siempre lo que se entiende por política, por confrontación pública, por honra y deshonra. Es quizás uno de los cambios más significativos que han ocurrido en estos años. Han cambiado las formas de legibilidad institucional. Esto que suena tan complicado, en realidad no lo es: la forma en que desde el poder se entiende a los pobres, a los trabajadores, la soberanía nacional, y las regiones del país ha cambiado sustancialmente. De ser un país que aplaudía “el porte” de Peña Nieto, ansiaba viajar a Orlando, vivir aislado del mundo en un departamento exclusivo, y despreciaba todo lo demás, al país del arraigo republicano donde pertenecer al país es hacer y hablar de política, donde está a la vista la desigualdad y también el conflicto social. Honra y deshonra tienen un componente nacional-popular y antijerárquico, como en la versión más radical de la democracia, en la que todos somos, aunque sea en la forma de entendernos, de leernos, iguales.
Eso es lo que habrá que crecer y consolidar. No todo es el Plan C y sus cálculos. Queda todo lo demás, el resto amplísimo, de la democratización de la democracia mexicana.
Fabrizio Mejía Madrid
Es escritor y periodista. Colabora en La Jornada y Aristégui Noticias. Ha publicado más de 20 libros entre los que se encuentran las novelas Disparos en la oscuridad, El rencor, Tequila DF, Un hombre de confianza, Esa luz que nos deslumbra, Vida digital, y Hombre al agua que recibió en 2004 el Premio Antonin Artaud.
https://www.sinembargo.mx/24-04-2024/4491995
Prensa México jueves 25 de abril de 2024
4/24/2024
Actitudes y gestos para Claudia
Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Palabras y gestos de hombres y mujeres de los poderes fácticos pueden, en un momento dado, indicar más que los discursos de campaña de las candidatas presidenciales –con una disculpa a Jorge Álvarez que delira con que ya alcanzó a Xóchitl Gálvez–, lo que es preciso apreciar en su justa magnitud.
Me refiero a las atenciones que recibió Claudia Sheinbaum durante la 87 Convención Bancaria en Acapulco, Guerrero, en particular al concluir el 19 de abril, cuando los meros, meros de la Asociación de Bancos de (en) México y del Consejo Coordinador Empresarial la acompañaron hasta la salida del recinto. Puede ser considerado un detalle de urbanidad, sólo que lo aplicaron exclusivamente con la hija del querido amigo, ya difunto, Carlos Sheinbaum Yoselevitz.
Y no es para menos, el mismo presidente Andrés Manuel cerró su última Convención Bancaria haciendo hincapié en las utilidades récord que alcanzó la banca por más de 273 000 millones de pesos en 2023. Suele ponerlos de ejemplo de cómo con la 4T ganan todos los componentes de la pirámide socioeconómica. Es probable, pero los banqueros ganaron sin medida, no fueron “razonables” sus utilidades, mientras los usuarios de los servicios pagaron comisiones que no se atreven a cobrar los barones del dinero en sus países de origen.
Pero lo más significativo y trascendente son los juicios de la presidenta del Consejo de las Américas, que agrupa a 220 empresas multinacionales y globales, quien calificó de “espectacular” el proyecto de gobierno de Sheinbaum Pardo. Lo dijo así Susana Segal:
"Qué plan. En realidad, ni mi país que está en periodo de elección tiene un plan tan extensivo, para un desarrollo tan fuerte. Creo que es un plan espectacular y lo que me impresiona mucho es que es para todo México. Lo que dice usted de prosperidad compartida es verdad, porque está pensando en cada milla del país. La felicito muchísimo".
Por si no fuera suficiente, Segal remachó con que “sus ideas, sus sueños para su país son extraordinarios”, lo anterior después de escuchar la exposición de la candidata presidencial por la coalición Sigamos Haciendo Historia, quien además refrendó la continuidad con la política exterior de López Obrador.
Recordó, por ejemplo, que ante una eventual revisión del T-MEC, es de esperarse que se realice sin obstáculos, ya que es tan amplia la dependencia económica entre las economías de Estados Unidos y México, que “evidentemente desde nuestra perspectiva, manteniendo la soberanía de nuestro país y defendiendo a México y a los mexicanos y mexicanas en el exterior, es factible hacer esta revisión sin grandes problemas”. Para concluir con la apuesta de que independientemente de lo que pase en la elección estadunidense, se deben tener buenas relaciones, para así asegurar el máximo desarrollo entre ambas naciones.
La coalición de enfrente, Fuerza y Corazón por México, recibió por su parte un guiño muy amistoso de Antony Blinken, con su informe anual sobre derechos humanos “en el mundo”, emitido el lunes 22 por el Departamento de Estado que no detectó “cambios significativos en la situación de derechos humanos en México”, pero detalla una lista de abusos y violaciones de derechos incluyendo asesinatos extrajudiciales, desapariciones, tortura por fuerzas oficiales, problemas con la independencia del Poder Judicial, violencia contra periodistas y violencia de género.
Mientras que AMLO lanzó una serie de preguntas para que se vean al espejo los jueces y policías del orbe: ¿Por qué que autoridades estadunidenses tienen “un candidato hostigándolo en los juzgados?”
Acuse de recibo
“La asociación cívica Mexicanos Unidos tiene el honor de invitarle al homenaje del posdoctor y general José Francisco Gallardo Rodríguez. Se hará entrega de la Medalla al mérito general Francisco Gallardo a Gilberto López y Rivas, Alicia Castellanos y Eduardo Ibarra. Que se llevará a cabo en el atrio Corpus Cristi, en avenida Juárez 44 colonia Centro, frente al Hemiciclo a Juárez, a las 12 horas del 27 de abril de 2024”… Descripción de Federico Arreola sobre Roberto Madrazo Pintado: “La respuesta es obvia: alguien financia lo que hace Carlos Loret, alguien que evidentemente cuenta con equipos para espiar, necesariamente muy caros. Hasta donde se sabe, detrás de Loret está la familia de Roberto Madrazo, un viejo priista sinónimo de marrullería, trampa, intriga, engaño y corrupción. No lo acuso de nada: solo digo que esos son sus sinónimos y hasta sus alias, y no miento”… Datos que ilustran sobre la gravísima inseguridad en Guanajuato después de 33 años de gobiernos de Acción Nacional y 27 años de las izquierdas en la Ciudad de México. Homicidios dolosos: -22% en Cdmx y +455.2% en Guanajuato. Robo con violencia en casa habitación: Cdmx -62.4% y Guanajuato +15 900%. Robo con violencia de vehículos en Cdmx -92% y +5 734% en Guanajuato. Gálvez Ruiz lo niega porque, dice, Colima tiene más ilícitos por cada 100 000 personas, estado con menos de un millón de habitantes.
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