2/20/2016

Constitución CDMX #NoSinNosotras

Daniela Villegas
@danyelavillegas

 • Una apuesta por la inclusión feminista y la continua transformación
  
¡Paridad en el número de mujeres y hombres en la integración de la Asamblea Constituyente y ni un paso atrás en los derechos conquistados¡, es la petición que hace el grupo Mujeres en Plural con el hashtag #NoSinNosotras, al jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Mancera. Esto en el marco de la promulgación, el pasado 29 de enero, de la Reforma Política en que se le otorga de autonomía al entonces Distrito Federal para convertirlo en Ciudad de México (CDMX), así como la consecuente creación de su propia Constitución.

La consigna abarca dos de los ejes primarios en lo que respecta a la participación política de las mujeres en el país y a una agenda feminista que se viene empujando desde la década de los 70s: la paridad, que en términos de participación política formal se refiere a un número equilibrado de mujeres y hombres en cargos de elección popular y el de mantener derechos logrados en la CDMX, tales como la interrupción legal del embarazo (ILE) en 2007 y el matrimonio entre personas del mismo sexo en 2009.

Si bien en una primera fase del proceso de elaboración de la Constitución se cuenta con un grupo equilibrado de expertxs, siendo 13 mujeres, de las cuales cuatro son abiertamente feministas y 15 hombres, en lo que respecta a la conformación de la Asamblea Constituyente que aprobará la Carta Magna a más tardar en Diciembre de 2017, el tema de la paridad no ha quedado muy claro. Habría que señalar que tan sólo una parte de la voluntad popular se expresará al elegir mediante el voto directo el próximo 5 de junio a 60 de lxs constituyentes ya que los 40 restantes serán el resultado de la suma de 14 diputadxs, 14 senadorxs, seis personas elegidxs por el presidente Enrique Peña Nieto y los seis restantes elegidxs por el jefe de gobierno capitalino Miguel Mancera.

Éste procedimiento que como bien señalara el filósofo Enrique Dussel en su artículo de opinión del 4 de febrero publicado en La Jornada ¿Una Constitución para la Ciudad de México?, ha sido “amañado, disminuido, adulterado”, por el hecho de que del total de 100 constituyentes, 40 serán elegidos como popularmente se dice al dedazo, en un estilo de democracia meramente representativa, más no participativa, siendo así que la decisión del Ejecutivo priísta tendrá mucho peso.

Al igual que a Dussel no me convence la mera democracia participativa, pues cuando lxs ciudadanxs sólo participan de la democracia depositando su voto, están renunciando a su propio poder en pos de un cuerpo político que dice representarlo. Además habría que sumarle que ésta votación sólo será para elegir a 60 de los 100 constitucionales, lo que reduce aún más el margen de acción de la ciudadanía en tan importante empresa de aprobar una Constitución para la CDMX.

En éste escenario las activistas de Mujeres en Plural, buscando que la integración de la Asamblea Constituyente sea incluyente piden al gobierno de la CDMX sea congruente con el artículo 41 constitucional que establece que en los procesos electorales para elegir senadores y diputados los partidos políticos deben postular 50% de mujeres.

Es así que me planteo ¿quién(es) está(n) guiando éste proceso de conformación de la CDMX como entidad autónoma? ¿qué tan autónoma será? ¿cuál es el papel de las mujeres feministas o no feministas, en la conformación de ésta Constitución? ¿cuál es el papel de la ciudadanía en este proceso, más allá de las votaciones del 5 de junio?

De inicio considero muy loable que el equipo que redactará la Carta Magna esté integrado por mujeres y hombres expertos en derechos humanos, en diversas ramificaciones del activismo, así como investigadorxs, políticxs y juristas.

Las mujeres están conformadas por  la feminista defensora de la diversidad sexual y el matrimonio entre personas del mismo sexo Lol Kin Castañeda; la directora de la Facultad de Derecho de la UNAM María Leoba Castañeda Rivas; Aidé García Hernández de Católicas por el Derecho a Decidir; Mónica González Contró, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM; Clara Jusidman, economista y activista; Marta Lamas, feminista y antropóloga; María Guadalupe Loaeza, escritora; Ana Laura Magaloni, jurista; Ifigenia Martínez Hernández, economista y política; Loretta Ortiz Ahlf, académica y diputada; María Rojo, actriz y política; Martha Sánchez Nestor, feminista y activista por los derechos de los pueblos indígenas y Alicia Ziccardi Contigiani, economista investigadora de la UNAM.

Junto con Miguel Barbosa; Cuauhtémoc Cárdenas; Miguel Concha Malo; Carlos Cruz Santiago; Alejandro Encinas; Enrique Fernández Fassnacht; Juan Luis Alcántara Carrancá; Mauricio Merino Huerta; Porfirio Muñoz Ledo; Enrique Ortiz Flores; Ariel Rodríguez Kuri; Pedro Salazar Ugarte; Gustavo Ramón Sánchez Martínez; Francisco Valdés Ugalde, y Luis Villoro Ortiz.

La participación de distintas mujeres ya sean feministas o no, pero con una agenda que abreva del feminismo en que se busca poner fin a la violencia contra las mujeres, la disparidad de ingresos, continuar con la ILE, etc., comprendo es fundamental, sin embargo no suficiente, puesto que se requiere una amplia diversidad de mujeres que vengan de  todos los sectores sociales y que englobe a mestizas, indígenas, afrodescendientes, con sus respectivas perspectivas. Lo que sí es un avance es la alianza entre mujeres y feministas como esencial para revelar los puntos en común de las luchas de las mujeres con el resto de las luchas sociales y a su vez para convencer a todxs lxs demás de que la lucha principal es contra el patriarcado, que opera en todos los niveles de poder.

De éste modo tanto lxs expertxs que redactarán la carta política, como lxs constituyentes y la ciudadanía de la CDMX se encuentran en un momento coyuntural de gran importancia para integrar las demandas de clase, raza, género, etnia de todxs en un intenso proceso de concientización y continua transformación política.

Como bien señala la feminista y teórica hondureña Breny Mendoza “la Constitución, en vez de ser un códice petrificado que regula las relaciones sociales, debería ser visto como un producto inacabado, fluido, siempre sujeto al cambio, siempre negociando el carácter no fijo de lo social”.

Fuentes:

Mendoza, Breny (2014) Ensayos de crítica feminista en Nuestra América, Ed. Herder, Ciudad de México.

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